El Horror
La noche había caído sobre la carretera como un pesado manto fúnebre y bajo la niebla fluctuaban las sombras, deformes e imprecisas. El coche comenzó a aminorar su rápida marcha justo cuando sus faros iluminaron durante unas décimas de segundo la extraña silueta de un animal reflejándola sobre la carretera. -¿Habéis visto como corría?: preguntó Gerome-Seguro que era un oso. -No hay osos por esta región: dictaminó Pierre, el cual estaba recostado junto a la ventana, mirando las formas que se distorsionaban en la oscuridad formando garras y zarpas escamosas, entonces reparó en una gran masa gris de piedra que repuntaba a lo lejos y algo le hizo suponer que aquello marcaba el final del trayecto; sospechaba que su hermano le tenía preparada alguna sorpresa, pero todavía no acababa de vencer, con sus reiteradas intrigas a la fatiga que venía sintiendo desde hacía horas. Detrás suyo, sonó la voz de Jean Louis, deliberadamente trémula. -Te están observando Pierre. ¿Puedes captar su pre...